sábado, 13 de diciembre de 2008

Dicci Embre.

   Con perspectivas andróginas, y con deseos irrefrenables del consumismo navideño, Elle se dirigió al superalmacén de siempre pero que esta vez estaría lleno de estúpidos paletos que se pondrían a trabajar con un gorro de reno y un delantal estúpido puesto que cubrían puestos temporales para el periodo estival. Elle puso la radio del coche con delicadeza, puesto que había aprendido que nunca fue bueno intentar meterla de golpe sin control. La fuerza sin control no sirve de nada, o de mucho dijeron otros.

En las emisoras locales encontró mierda y bazofia, recordando su visita con Eduart a la radio en la jornada de puertas abiertas. Visualizando la cara de seboso del locutor, no perdón, del técnico exigente con camiseta de Metallica, con aires de indie y separatista de la raza humana natural, pero que llamaba a grupos considerados por todo el normal mundo como "bazofia" y después él mismo respondía con la cara del gordo de Jurassica Park, que la música que el ponía era la que el mundo quería escuchar, veáse canciones que ni su puta madre tenía cojones de descifrar. 

Una vez que el coche arrancó y que el portón de la cochera se cerrara automáticamente, la acera quedó inundada de humo, pero cuando volviese todo estarñia claro de nuevo; uff qué alivio, de verás. CUalquier día pensaba era bueno para pedirle a Charlie que le arreglara el tubo de escape del todoterreno que servía para ir a tres manzanas más atrás. Después ella pensó que estaría bien retocar bucalmente el de Charlie y Eduart, los tres juntos como aquella vez.

Nunca ese día pudo succionar nada la aspiradora del salón. Nunca. Porque nunca nadie más la pudo enchufar, aunque funcionara perfectamente, pero es que Elle se había ido y no se sabí a dónde- Sí, a los grandes almacenes- Sí pero allí no está- joder.

Elle, nunca nunca supo saber la vuelta a casa, ella nunca supo que Eduart y Charlie la traicionaban cuando ella iba a los grandes almacenes. Pero ese día, antes de salir de casa Elle volvió dentro y vio el bote de vaselina destapado. Lo supo todo.

Se mató con el estrellándose en el barranco de los pulpos, conocido así por el sitio dónde las jóvenes llevaban a sus amigos para que les metieran mano de manera prohibitiva pero consistente y rotunda.


No hay comentarios: